Estas son las aportaciones al estudio de la personalidad que
tradicionalmente han tenido más peso a lo largo de la historia de la
Psicología. Sin embargo, no todas siguen vigentes hoy.
1. Teoría de la personalidad de Freud
La corriente psicodinámica ha aportado diversas teorías y modelos de
personalidad, siendo las más conocidas las del padre
del psicoanálisis, Sigmund
Freud. Para él, el comportamiento y la
personalidad están vinculadas a la existencia de impulsos que necesitamos
llevar a la práctica y el conflicto que supone esta necesidad y la limitación
que la realidad supone para su cumplimiento. Se trata de un modelo clínico e
internalista.
En su primera tópica, Freud proponía que la
psique humana estaba estructurada en tres sistemas,
uno inconsciente regido por la búsqueda de la reducción de tensiones y funciona
a través del principio de placer, uno consciente que es regido por la
percepción del mundo exterior y la lógica y el principio de realidad y un
preconsciente en el que los contenidos inconscientes pueden hacerse conscientes
y viceversa.
En la segunda tópica Freud determina una segunda gran estructura de la
personalidad compatible con la anterior, en el que la psique está configurada
por tres instancias psíquicas, el Id o
Ello, el Yo y el Superyó. El Ello es nuestra parte más
instintiva, que rige y dirige la energía interna en forma de impulsos y de la
cual parten todas las demás estructuras.
El Yo sería el resultado de la confrontación de los impulsos y pulsiones
con la realidad, siendo una estructura mediadora y en
continuo conflicto que emplea diferentes mecanismos para sublimar o redirigir
las energías provenientes de los impulsos. Por último, la tercera instancia es
el Superyó o la parte de la personalidad que viene dada por la sociedad y que
tiene como principal función juzgar y censurar las conductas y deseos que no
son socialmente aceptables.
La personalidad se va construyendo a lo largo del desarrollo, en
diferentes fases, en base a los conflictos existentes entre las diferentes
instancias y estructuras y los mecanismos de defensa aplicados para intentar resolverlos.
2. Teoría de la personalidad de Jung
Además de Freud, otros muchos componentes de la corriente
psicodinámica han propuesto sus propias estructuras de personalidad. Por ejemplo, Carl Jung proponía que la personalidad estaba configurada
por la persona o parte de nuestra personalidad que sirve para adaptarse al
medio y que se relaciona con lo que los demás pueden observar y la sombra o la
parte en que se incluyen aquellas partes del Yo que no resultan admisibles para
el propio sujeto.
Asimismo a partir de los arquetipos adquiridos por el inconsciente colectivo y los diferentes
complejos que adoptamos en nuestro desarrollo hacia la identidad se van generando
diferentes tipos de personalidad en función de que las inquietudes se dirijan
hacia el interior o exterior, si son más sensitivos o intuitivos y si
tienden a centrarse más en pensamiento o sentimiento, siendo pensar, sentir, intuir y percibir las principales funciones
psicológicas.
3. Teoría fenomenológica de Carl Rogers
Desde una perspectiva humanista-fenomenológica de enfoque clínico, Carl
Rogers propone que cada persona tiene su campo fenomenológico o manera de ver
el mundo, dependiendo la conducta de dicha
percepción.
La personalidad se deriva del autoconcepto o simbolización de la
experiencia de la propia existencia, la cual surge de la integración de la
tendencia a la actualización o tendencia a mejorarse a sí mismo con las
necesidades de sentir amor por parte del entorno y de autoestima derivada del contraste entre su conducta y la consideración o respuesta
que reciba esta por parte del entorno. Si
existen contradicciones, se emplearán medidas defensivas tales con las que ocultar dicha incongruencia.
4. Teoría de los constructos personales
de Kelly
Como ejemplo de teoría de la personalidad
derivada del cognitivismo y el constructivismo podemos
encontrar la teoría de los constructos personales de Kelly, de enfoque también
clínico. Para este autor cada persona tiene su propia representación mental de
la realidad y actúa de manera científica intentando dar una explicación a lo
que le rodea.
Se considera que la personalidad se constituye como un sistema jerarquizado de constructos personales dicotómicos que tienen influencia entre sí, los cuales forman una red con
elementos nucleares y periféricos mediante los cuales intentamos dar respuesta
y hacer predicciones de futuro. Lo que motiva la conducta y la creación del
sistema de constructos es el intento de controlar el medio gracias a la
capacidad de predicción derivada de ellos y a la mejora de dicho modelo
predictivo mediante la experiencia.
5. Teoría de la personalidad ideográfica
de Allport
Allport considera que cada individuo es único en el sentido de que tiene
una integración de las diferentes características distinta del resto de
personas (se basa en lo ideográfico, en lo que nos hace únicos), así como que somos entes activos que nos enfocamos hacia el cumplimiento de
metas.
Se trata de uno de los autores que considera que la personalidad que
trabaja la personalidad a partir de elementos estructurales y estables, los
rasgos. Para él, intentamos que nuestro comportamiento sea consistente y
actuamos de tal manera que creamos un sistema a partir del cual podemos hacer
equivalentes diferentes conjuntos de estímulos, de manera que podemos responder
de forma parecida a distintas estimulaciones.
Así, elaboramos maneras de actuar o expresar la conducta que nos
permiten adaptarnos al medio. Estos rasgos tienen diferente
importancia en función de la influencia que tengan en nuestra conducta, pudiendo ser cardinales, centrales o secundarios.
El conjunto de rasgos se integraría en el propium o sí mismo, el cual se
deriva de la autopercepción y autoconciencia generadas y compuestas por de la
experiencia de identidad, percepción la corporalidad, los intereses y la
autoestima, la racionalidad y la intencionalidad.
6. Teoría de la personalidad de Cattell
La teoría de la personalidad de Raymond
Cattell es una de las más famosas y
reconocidas teorías factoriales de la personalidad. Estructuralista,
correlacional e internalista al igual que Allport y partiendo del análisis del
léxico, considera que la personalidad puede entenderse como función de un
conjunto de rasgos, los cuales se entienden como la tendencia a reaccionar de determinada manera a la realidad.
Estos rasgos pueden dividirse en temperamentales (los elementos que nos
indican cómo se actúa), dinámicos (la motivación de la conducta o actitud) o
aptitudinales (las habilidades del sujeto para llevar a cabo la
conducta).
Los más relevantes son los temperamentales, de los cuales Cattell
extraería los dieciséis factores primarios de la personalidad que se miden en el 16 PF (que harían referencia a afectividad, inteligencia, estabilidad
del yo, dominancia, impulsividad, atrevimiento, sensibilidad, suspicacia,
convencionalismo, imaginación, astucia, rebeldía, autosuficiencia, aprehensión,
autocontrol y tensión).
La dinámica de la personalidad también depende de la motivación, encontrando diferentes componentes en forma de rasgos dinámicos o
actitudes entre los que se encuentran los ergios (forma de actuar ante
estimulaciones concretas como el sexo o la agresión) y los sentimientos.
7. Teoría de la personalidad de Eysenck
Desde una posición internalista y factorial centrada en lo
biológico, Eysenck genera una de las hipótesis
explicativas de la personalidad más importantes desde un enfoque correlacional. Este autor genera el modelo PEN, el cual propone que las diferencias
de personalidad se basan en elementos biológicos que permiten procesos como la
motivación o la emoción.
La personalidad es una estructura relativamente estable del carácter, el
intelecto, el temperamento y el físico, aportando respectivamente cada uno de
ellos la voluntad, la inteligencia, la emoción y los elementos biológicos que
los permiten.
Eysenck encuentra y aísla tres factores principales en los cuales pueden
agruparse todos los demás, siendo estos el psicoticismo o tendencia a actuar
con dureza, el neuroticismo o estabilidad emocional y la
extraversión/introversión o focalización en el mundo exterior o interior.
El autor consideraría que el
nivel de extraversión dependía de la activación del sistema de activación
reticular ascendente o SARA, el neuroticismo del sístema
límbico y el psicoticismo, si bien no se ha identificado un correlato claro,
tiende a vincularse al nivel de andrógenos o la relación entre dopamina y
serotonina.
Los tres factores del modelo PEN integran
los diferentes rasgos de personalidad y permiten que el organismo reaccione de
determinadas maneras a la estimulación ambiental a partir de respuestas
conductuales más o menos específicas y frecuentes.
8. Teoría del Big Five de Costa y McCrae
Otra de las grandes teorías factoriales y basadas en un enfoque léxico
(partiendo de la idea de que los términos con los que explicamos nuestro
comportamiento permiten tras un análisis factorial establecer la existencia de
agrupaciones de características o rasgos de personalidad), el Big Five o teoría de los cinco grandes de Costa y McCrae es uno de
los modelos de personalidad más extendidos.
Mediante el análisis factorial este modelo indica la existencia de cinco
grandes factores de personalidad que todos tenemos en mayor o menor grado. Se
trata del neuroticismo o ajuste emocional, la extraversión como cantidad e intensidad de relaciones personales,
la cordialidad como las cualidades vertidas en la interacción, la
responsabilidad o toma de conciencia, organización, control y motivación hacia
las metas y la apertura a la experiencia o interés en experimentar.
Cada uno de dichos grandes factores se compone de rasgos o facetas. Los
diferentes rasgos están relacionados entre sí, y en conjunto dan cuenta de la
manera de percibir el mundo y reaccionar ante él.
9. El modelo BIS Y BAS de Gray
Gray propone un modelo factorial y de carácter biológico en el que
considera que existen dos dimensiones que permiten elementos como la emoción y
el aprendizaje, partiendo de la combinación de los
factores extraversión y neuroticismo de Eysenck.
En este caso, se propone que la ansiedad, como combinación entre
introversión y neuroticismo, actuaría como mecanismo inhibidor de la conducta
(BIS o Behaviour Inhibition System), mientras que la impulsividad (que
equivaldría a una combinación entre extraversión y neuroticismo) actuaría como
mecanismo de aproximación y motivación a la acción (BAS o Behaviour
Approximation System). Ambos sistemas actuarían en conjunto para regular
nuestra conducta.
10. Modelo de Cloninger
Este modelo contempla la existencia de elementos temperamentales, siendo
estos la evitación del dolor, la dependencia a la recompensa, la búsqueda de
novedades y la persistencia. Estos elementos de carácter biológico y
adquirido darían cuenta del patrón conductual que
aplicamos en nuestra vida, y dependen en gran medida del equilibrio
neuroquímico del cerebro en lo que se refiere a los neurotransmisores.
También incorpora elementos del carácter que ayudan a situar al propio
yo en en la realidad, siendo estos la cooperación como comportamiento social,
la autodirección o autonomía y la autotrascendencia como elemento que nos
integra y nos da un papel en el mundo.
11. Teoría del aprendizaje social de
Rotter
Este autor considera que el patrón de conducta que empleamos
habitualmente es un elemento derivado del aprendizaje y
la interacción social. Considera al ser humano un elemento
activo y utiliza un enfoque cercano al conductismo. Actuamos en base a la
existencia de necesidades y de la visualización y valoración tanto de éstas
como de las posibles conductas que hemos aprendido a llevar a cabo. Aunque
cercano al interaccionismo, se sitúa en una perspectiva situacionista
El potencial de conducta es la probabilidad de realizar determinada
conducta en una situación concreta. Este
potencial depende de elementos como las expectativas (tanto de la capacidad de influir en los resultados como en el
propio resultado y la posible obtención de beneficios tras la conducta) y la
consideración o valor otorgado a las consecuencias de realizar la conducta en
cuestión, así como de la manera en que la persona procesa y valora la situación
(conocida como situación psicológica).
12. El enfoque interaccionista
A lo largo de la historia han sido muchos los autores que han una de dos
posturas: que la personalidad es algo innato o bien que se deriva del
aprendizaje. Sin embargo existe una tercera opción, defendida por
autores como Mischel, en la que la personalidad es formada
por la interacción entre elementos innatos y los fenómenos que vivimos.
Esta postura explora las características de personalidad a través del
estudio de la existencia de consistencia de la conducta a través de las
situaciones, la estabilidad temporal y la validez predictiva de los rasgos. Las
conclusiones indicaron que deberían emplearse otro tipo de
categorizaciones diferentes de los rasgos,
pues estos no reflejan un modelo predictivo totalmente válido al ser de
carácter más innatista. Defiende que resulta más eficiente hablar de
competencias, valores, expectativas, constructos y autocontrol.
Otros autores como Allen reflejan que la consistencia puede variar según
la persona, así como los valores principales y los aspectos que mejor predicen
la conducta. De este modo, los rasgos sí serían consistentes pero solo si se
tienen en cuenta aquellos que resultan más relevantes para cada persona.
Referencias bibliográficas:
·
Bermúdez, J. (2004). Psicología de la
personalidad. Teoría e investigación. (Vol I y II). Unidad Didáctica de la
UNED. Madrid.
·
Hermangómez, L. & Fernández,
C.(2012). Psicología de la Personalidad y Diferencial. Manual CEDE de
Preparación PIR, 07. CEDE: Madrid.
No hay comentarios:
Publicar un comentario